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(Palabras de su mama de acogida) Meski ha cambiado mucho desde que entró en casa, ahora es una perrita más tranquila y sin tanto pánico como antes. Ha aprendido a confiar y sabe que nadie le va a hacer daño. Con los gatos es genial, le encanta jugar con ellos, se deja mordisquear las orejas juegan a perseguirse por la parcela y todo sin mostrar nunca ninguna agresividad, estamos muy tranquilos porque sabemos que no les va a hacer ningún daño. Suele pasar mucho tiempo junto a uno de los gatos que está casi siempre fuera, están mucho tiempo en los árboles, el gato se sube y tira las almendras y ella espera a que caigan para comérselas, es muy bonito verles. Cuando vamos fuera le gusta la ciudad y las personas, cruzarse con otros perros y ver cosas continuamente, pero a veces se asusta de alguna persona o algún perro si se acerca bruscamente. En los paseos por el campo va suelta y junto al resto de la manada sin ningún problema. Pasa algo más de miedo cuando va ella sola, debe recordar que su abandono fue así, y prefiero no soltarla cuando vamos solas de paseo, si va con otros perros se siente segura, pero cuando va ella sola se nota que tiene más miedo y no la suelto hasta que no veo que se ha relajado y está tranquila. En casa es un perra perfecta! Se pasa el rato tumbada en el sofá, durmiendo y muy tranquila. Es limpia y no ladra. Le gusta tumbarse en la puerta de la cocina y observar lo que estamos haciendo pero siempre sin molestar ni pedir comida, solo quiere ver que hacemos. En la calle es más activa, le gusta mucho que le tires juguetes y te los trae una y otra vez, casi nunca se cansa.

Historia: Un vecino avisó de que en los cubos de la basura había una perra, algo muy habitual por aquí, así que una voluntaria se acercó a ver si estaba y no vio nada al principio hasta que se dio cuenta de que estaba metida debajo de uno de los cubos y que no quería salir porque estaba aterrada de miedo, no sabemos cuánto tiempo llevaría allí metida la pobrecita. Palabras de su rescatadora y mami de acogida: "Me senté al lado de los cubos con comida, latas y pienso y esperé a que ella poco a poco fuera confiando y saliendo de su escondite, al principio no confiaba nada en mí, pero en menos de 10 minutos ya estaba acariciándola y tranquilizándola hasta que le puse una correa y la metí en el coche". Por su edad parece que es uno de esos regalos de Navidad que crecen después de unos meses y se deshacen de ella.

Actualidad: Ya no hay rastro del miedo que tenía cuando la recogieron, está adaptada en su casa de acogida y conviviendo fenomenal con todos, ahora tiene casa, comida y cariño, pero necesita una familia para ella sola.